Escultor francés, nacido en París, que se inspira desde hace poco de sus experiencias en el dominio de la metalurgia para realizar obras únicas. Sus esculturas retratos representan su pasión por el acero, material que lo fascina y hace de él un artista autodidacta. Para él, representa la fuerza y suavidad, la dureza y la ternura, la frialdad y el calor… tantas características que alimentan su creatividad.
El acero puede trabajarse en caliente o en frío. Trabajarlo en frío limita las posibilidades de creatividad, sin embargo las esculturas de este artista representan la excepción que confirma la regla. Proveído de una sierra para metales, cinceles, cizallas, martillos, taladros, de limas, de un torno y de sus manos, François realiza retratos así como quiere, sin poder por eso realizar dos esculturas idénticas.
A sus familiares que lo apoyaron, a todas las personas que creyeron en su creatividad y en su talento, y a las que le han permitido revelar sus obras y extender su notoriedad.